El tiempo me enseñó que con los años,
se aprende menos de lo que se ignora.
El tiempo, que es un viejo traicionero,
te enseña cuando ya llegó la hora.
El tiempo me enseñó como se pudo
en la universidad arrabalera.
El tiempo me enseñó que los amigos
se cuentan con los dedos de una mano.
Por eso debe ser que no los cuento,
para pensar que tengo mil hermanos.
El tiempo me enseñó que los traidores
se sientan en la mesa a tu costado.
Y el hombre que te da la puñalada,
comparte el pan con esas mismas manos.
viernes, 22 de mayo de 2009
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